Los principales bancos centrales del mundo defienden el preanuncio monetario

Fráncfort (Alemania), 14 nov (EFE) .- Los máximos responsables de los bancos centrales de la eurozona, Estados Unidos, el Reino Unido y Japón defendieron hoy en Fráncfort las políticas de preanuncio monetario ("forward guidance") y la necesidad de una comunicación transparente y efectiva de sus objetivos.

Una inédita conferencia sobre la comunicación de los bancos centrales reunió hoy en la capital financiera alemana al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, a la de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, y a los gobernadores del Banco de Inglaterra, Mark Carney, y del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda.

Todos ellos coincidieron en que, pese a los riesgos que pueden entrañar, los anuncios sobre sus intenciones de política monetaria a medio plazo son útiles para preparar a los mercados y a la ciudadanía en tiempos de gran incertidumbre como los actuales.

Draghi explicó que la política de preanuncio monetario del BCE, que puso en práctica hace siete años, ha sido "un éxito" para regular las expectativas de los mercados y anunció que el banco seguirá posiblemente utilizando esa herramienta incluso después de que concluya su actual programa de estímulos económicos y suba los tipos de interés.

Explicó que el preanuncio puede ser "protector" como cuando el BCE lo aplicó en julio de 2013 para dar una guía sobre lo que iba a pasar con los tipos de interés sin que ello afectase al rendimiento de los bonos, o "proactivo", como el que puso en práctica en enero de 2015 en el que ofreció detalles más completos sobre su programa de compra de deuda, incluyendo fechas.

Yellen señaló que los mercados "están muy interesados en saber cual será la orientación de la política monetaria a medio plazo" pero precisó que la "forward guidance" "debe estar condicionada a las expectativas económicas".

En este sentido, la responsable de la autoridad monetaria estadounidense recalcó que lo importante es "explicar claramente" los objetivos de su política a medio plazo pero no anticipar las decisiones a corto plazo como una inminente subida de los tipos de interés.

Reconoció que uno de los desafíos de la política de comunicación es el de "coordinar las voces" de los 19 miembros de la dirección de la Reserva Federal, frente a lo que ocurría hace unos años cuando el único que hablaba sobre asuntos monetarios era el presidente.

Por su parte, Carney puso el foco en la necesidad de utilizar "mensajes más simples" y utilizar múltiples canales de comunicación que lleguen a todos los públicos en interés de "la transparencia" y el "aumento de la credibilidad de la institución".

"Hablamos para la gente a la que servimos primariamente, para el publico en general no para los mercados", aseguró el gobernador del Banco de Inglaterra, quien recordó, por ejemplo, que el diario económico "Financial Times" tiene 300.000 lectores en el Reino Unido pero la red social "Facebook" 30 millones de usuarios.

"La confianza es crucial y que el mensaje sea ampliamente entendido. El mundo de los negocios y los hogares deben entenderlo, no solo los mercados", subrayó.

También el gobernador del Banco de Japón incidió en la importancia de que el contenido y la intención de la política monetaria "puedan ser entendidos no solo por expertos sino por el público en general".

La comunicación de sus políticas se ha convertido en una cuestión clave para los bancos centrales, especialmente desde el comienzo de la crisis financiera.

Tras la aplicación de enormes estímulos económicos para hacer frente a la crisis a través de sus programas de compras de deuda, los principales bancos centrales han comenzado en diferentes grados su regreso a la normalización de su política monetaria.

La Reserva Federal se prepara ya para su quinta subida de tipos de interés, el Banco de Inglaterra acometió su primera subida este mes después de diez años y el Banco de Japón ha indicado que no continuará probablemente con su programa de estímulos.

Por su parte, el BCE anunció el pasado 26 de octubre la reducción de su programa de compra de deuda a la mitad hasta 30.000 millones de euros mensuales en 2018 y su prolongación al menos hasta septiembre de ese año.